Cultura
De lo solemne a lo humorístico - 14/01/2003
En una época en que las historias para niños eran únicamente didácticas, frías y morales, Hans Christian Andersen apareció con sus relatos cargados con la intensidad de la gran literatura y el humor propio de su persona. Con la sencillez y simplicidad de sus obras, logró cautivarnos y transmitirnos diversos aspectos de la vida humana: amor, dolor, tristeza, felicidad y discriminación.
El autor de “El Patito Feo”, “La Sirenita” y “El Soldadito de Plomo”(entre otras), refleja en sus relatos la triste historia de su vida. Una historia cargada con profundas heridas psicológicas, sociales y amorosas.
Durante su vida, el escritor –de origen danés- fue víctima de burlas relacionadas con su aspecto físico; algunos dicen que su fealdad era grotesca y su apariencia muy extraña: era torpe y afeminado.
Sin embargo, ninguna burla pudo más que la convicción que tenía el propio Andersen de que algún día sería famoso. Con esa idea en la cabeza salió a probar suerte, su primer intento fue el de concretar su ilusión de ser bailarín, una ilusión que terminó desmoronándose.
Su voz era uno de sus dones más cautivadores, así que intentó con el canto y su perseverancia fue recompensada con una beca en una escuela de canto. Más adelante un admirador le facilitó algunos estudios básicos y posteriormente estudios literarios, que dieron como resultado sus exitosas obras.
Andersen sabía que era pionero de un nuevo género, de una nueva literatura infantil. Su estilo coloquial, humorístico y sencillo contrastaba con el estilo barroco de lo que se escribía para los pequeños en aquel momento. Andersen incorporó la fantasía como elemento central de su ficción, lo que le permitió escribir según su manera de ser y sentir.
Hans Christian Andersen ejerció y continúa ejerciendo una notable influencia en la literatura infantil; sus personajes se han convertido en arquetipos que expresan el significado de la vida y de las grandes cosas. Sus cuentos han sido llevados a la gran pantalla y traducidos a 80 lenguas, cosa que inevitablemente ha provocado la tergiversación de algunas historias, pero siguen siendo lo suficientemente mágicas como para gustar a toda clase de públicos.
Ha pasado más de un siglo de la muerte del pionero de la literatura infantil moderna, pero su esencia aún continúa presente.
Joyce Benzaquén
Sexto Semestre. Escuela de Comunicación Social, Facultad de Humanidades y Educación Universidad Católica Andrés Bello
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