Edición Enero 2004

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Chile

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Política-Economía
El Libro Negro de la In Justicia Chilena - 30/09/2002



"Demás está repetir que al escribir El libro Negro de la Justicia Chilena lo hice pensando en la gente común y en cuanto me gustaría que la mayoría de los chilenos pudieran leerlo y reflexionaran sobre el estado de la justicia en nuestro país.

La realidad indicaba, sin embargo, que sólo unos cuantos miles se interesarían en él.

Desde luego, no imaginé que una medida tanto absurda como arbitraria, sería un llamado de atención para que miles de personas hayan querido revisar sus páginas y enterarse de tantos hechos que han permanecido por demasiado tiempo ocultos.

Tampoco esperé destapar ese otro debate pendiente, sobre la libertad de expresión y las limitaciones que todavía hay en Chile. Sin embargo, como por un acto de magia, la fuerza de la reacción al intento inquisidor ha despertado ambos demonios. Alejandra Matus



El martes 13 de abril de 1999 se realizó el lanzamiento de "El Libro Negro de la Justicia Chilena", texto escrito por la periodista Alejandra Matus Acuña y editado por Editorial Planeta.

En menos de 24 horas, y en una de las más rápidas y eficientes acciones de la justicia chilena (que si así fueran todas, probablemente no habría delitos que lamentar), todos los ejemplares fueron requisados por orden del ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Rafael Huerta.

La orden fue tramitada en función de un requerimiento por Ley de Seguridad del Estado, presentado por uno de los iconos de nuestra sociedad, por uno de los hombres más poderosos de nuestro país, el ex ministro (y ex presidente) de la Corte Suprema Servando Jordán López.
Lastimosamente, ni las fuentes, ni las grabaciones, ni los documentos y archivos, ni la comprobación de fuentes, ni nada fueron útiles para la revocación de tan dolorosa ordenanza. Jordán tenía (y seguramente aún tiene) "el sartén por el mango".

No está de más hacer notar que la periodista Alejandra Matus invirtió más o meos seis años de investigación para recavar información acerca de las irregularidades del plantes judicial de nuestro país. Una investigación periodística, una investigación rigurosa.

Referencias y notas, algo así como 80 personas entrevistadas, cientos de fuentes consultadas, una revisión de la historia del funcionamiento de nuestro super - poder judicial, etc.

Nada de lo anterior sirvió para apaciguar los ánimos de los mandatarios del martillo. Alejandra Matus se atrevió a destapar la olla, a decir algo que la opinión pública no sabía y quie necesitaba saber, que se interesaría por saber y que estaba oculto por los siglos de los siglos. Matus quería "narrar sólo lo necesario para explicar y entender lo que ha sido su itinerario (de la justicia chilena), el ejercicio de sus funciones en tanto 'Poder' del Estado".

La periodista fue testigo de irregularidades y sucesos extraños, desde un ministro que recibía a sus 'sobrinitas' vestidas de escolares y con gusto a leche, hasta otro con los pantalones manchados por no haber vaciado su vejiga a tiempo.
Matus tenía todo para escribir lo que escribió, su grave error, radica en la honestidad y en el honor, no delató a sus fuentes.
En nuestro país, hay determinados asuntos que pueden ser calificados como "materias clasificadas", Matus las desclasificó, pero eso no era nada. Lo que realmente enardeció a los miembros afectados de la justicia fue lo que nunca se ha respetado en Chile, el secreto profesional.

Éste es el derecho de todos los periodistas a no revelar las fuentes, así como a mantener en secreto las cintas o material utilizado en la investigación. El periodista se puede acoger al mantenimiento del secreto sobre otros aspectos colaterales referentes a como ha obtenido la información que revela y que podrían averiguar la fuente.

Para ese entonces no había una ley que regulara ese derecho, y la ley de Seguridad Interior del Estado brilló con todo su esplendor. Recién en el 18 de abril de 2001, se derogó el artículo seis, letra B, de la Ley de Seguridad Interior del Estado chileno (LSIE) que sancionaba el delito contra el orden público las injurias y calumnias contra las altas autoridades del Estado.

Consecuencias: Alejandra Matus asilada en EE.UU. Porque sí, si quisiéramos hablara de la libertad de expresión en Estados Unidos, podríamos llenar páginas.
En este caso vemos como se puede frustrar una magnífica investigación, como se puede barrer con un estudio, y de pasada silenciar los vicios que los sostenedores de la justicia de 16 millones de habitantes mantienen en secreto.
El caso de Alejandra Matus, obligada a un exilio por un período de dos años en Estados Unidos, demuestra que a pesar de lo rigurosa que pueda ser nuestra profesión, aún existen elementos coercitivos que restringen la información. Y esto forma u círculo vicioso, porque entre más silencien y acallen y oculten, más periodistas habrán interesados en investigar.

Cristián Peters
Periodismo Facultad de Ciencias de la Comunicación e Información Universidad Diego Portales